DE SOMOR A NOVA SOMOR: JÓVENES CON 100 AÑOS DE HISTORIA
Es toda una suerte nacer con décadas de historia a las espaldas: proporciona unas sólidas raíces. NOVA SOMOR srl no se constituye para operar en recientes descubrimientos del campo de la energía solar, sino para actualizar la tecnología y las soluciones técnicas, así como para localizar nuevas aplicaciones de inventos disponibles desde hace muchos años. Así pues, la empresa se introduce en un surco de 100 años de inventos italianos ideados y realizados en el ámbito de la termodinámica de baja temperatura. Por este motivo se ha elegido una marca con un diseño gráfico sobrio y antiguo, para subrayar la importancia de dicha historia.
Era 1916 cuando Mario Dornig escribía sobre el potencial de la energía solar aplicada a máquinas termodinámicas a baja temperatura. En 1922 dos ingenieros boloñeses, Biacchi y Romagnoli, realizaron un primer motor solar de anhídrido sulfúrico. En 1934 el profesor Luigi D’Amelio ganó un importante premio de 10.000 liras gracias a su proyecto para «La explotación de las energías naturales en Libia mediante fuerza motora». Pero quien primero consiguió patentar y lanzar al mercado una bomba de energía solar eficiente en 1935, fue un ingenioso técnico y artesano originario de Rovereto, volcado en la instalación de grandes sistemas frigoríficos en Libia. Se trataba de Daniele Gasperini, que inventó y construyó la bomba hidráulica de energía solar «Elio Dinamic». Junto a su socio Andri, en 1936 presentó en la feria de muestras de Trípoli un prototipo de su bomba hidráulica de energía solar para uso agrícola y civil, cosechando el interés de los «rurales» de la colonia y de las autoridades fascistas locales. En efecto, Elio Dinamic encarnaba a la perfección el mito de la genialidad italiana puesta al servicio del esfuerzo por la autarquía de la nación.
Andri (con sombrero) mientras trata de convencer a Gasperini de posar junto al motor solar recién patentado. Estamos en 1935.
Tras la guerra, que detuvo cualquier tipo de iniciativa, Daniele Gasperini disolvió la sociedad con Andri y se trasladó a Lombardía, donde conoció al ingeniero Ferruccio Grassi. Junto a él, en 1949, constituyó en Lecco SOMOR (Sociedad Motores Recuperación del calor solar y del calor perdido).
La empresa desarrolló varios modelos de bombas solares y llegó a construir unos sesenta ejemplares. El producto tenía excelentes prestaciones y fue presentado en varias ferias y muestras, tanto en Italia como en el extranjero. Los modelos tenían varios tamaños y prestaciones, y se vendieron e instalaron con éxito en Cerdeña, Apulia y Sicilia, así como en Venezuela, Estados Unidos y África. En la primera mitad de los años 50, SOMOR estuvo muy activa, tanto en términos de nuevas patentes como de actividad promocional. El motor solar SOMOR aplicado a la bomba Lariom, también esta patentada, fue propuesto por ejemplo en 1953 en el Instituto de Mecánica Agraria de Portici. Después, en 1955, más pruebas, realizadas expresamente en condiciones desfavorables, y luego en octubre con nubes en tramos, se realizaron en el Centro Nacional Mecánico Agrícola de Turín.
Los informes, que hemos podido leer gracias a la disponibilidad del hijo de Daniel, Gildo Gasperini, hablan de resultados excelentes y, sobre todo, dan cuenta de un producto maduro y experimentado, no de una tecnología experimental. En algunos casos, el motor solar y la bomba se presentaron a políticos, y en concreto se instaló una bomba en la finca Olmeo, en Cerdeña, en la parcela contigua a la del entonces ministro de agricultura Antonio Segni.
También se entró en contacto con su sucesor Amintore Fanfani, que se mostró sumamente interesado, aunque posteriormente no hubo continuación a sus manifestaciones de interés.
SOMOR también cosechó un gran éxito en la importantísima feria de la energía solar que se celebró en Arizona en 1955, donde estuvo presente en varios congresos también Mario Dornig, pionero de la termodinámica de baja temperatura. El motor solar, con sus grandes helióstatos, destacaba en el área de exposición, y bombeó agua durante toda la feria, suscitando gran interés y admiración.
La American Machine and Foundry de Nueva York encargó al Stanford Research Institute que examinara uno de los modelos SOMOR y también en este caso los resultados fueron excelentes. Se habló incluso de ceder la patente y de la producción de 20.000 ejemplares en EE. UU., pero al final no se hizo nada. De regreso en Italia, a Mario Dornig, orgulloso de que Grassi hubiera sido alumno suyo, le habría gustado que el público tuviera conocimiento del éxito cosechado por SOMOR en la feria solar de Phoenix. Acude en su ayuda el rector del Politécnico de Milán Cassinis, que escribe una carta al director del Corriere della Sera Missiroli, pidiéndole que publicara los artículos de Dornig, pero la respuesta fue negativa.
Es difícil saber qué ocurrió y por qué, pero se puede plantear que desempeñaron un papel importante los fuertes sentimientos y las contraposiciones políticas de la posguerra. Todos los principales artífices de los inventos del campo de la termodinámica de baja temperatura de los que SOMOR era fruto, se habían quedado en Italia y habían colaborado con el esfuerzo para la autarquía durante la segunda mitad de los años 30. En cambio, personajes como Enrico Fermi, padre de la fusión nuclear, y otros científicos habían emigrado a EE. UU. En un momento en que lo nuclear parecía la solución al cualquier problema vinculado a la energía, la bomba solar de SOMOR debía parecer un «juguete autárquico», un residuo tecnológico superado que recordaba demasiado a un período histórico a olvidar lo antes posible.
Folleto publicitario SOMOR.
En 1960 murió prematuramente de cáncer de pulmón Daniele Gasperini, probablemente por el demasiado anhídrido sulfúrico respirado mientras construía y experimentaba motores solares. SOMOR, que nunca había despegado del todo, ralentizó su actividad, y en 1964 entró en liquidación. Por desgracia, aquellos pioneros llegaron al mercado demasiado pronto y no fueron comprendidos. Tener como eslogan «economía, funcionalidad, utilidad, sencillez» en los años 50, precisamente mientras nacía el consumismo, no estaba de moda. La lucha contra el derroche y la ecología estaban muy lejos entonces y evocaba la miseria de la guerra y la pobreza.
La bomba SOMOR expuesta en Phoenix en 1955.
Desde la izquierda, Mario Dornig con Donald L. Benedict durante el congreso mundial de energía solar organizado por la Association of Applied Solar Energy (AFASE) en Arizona en 1955.
UNA IDEA ANTIGUA PROYECTADA HACIA EL FUTURO
Hoy los tiempos han cambiado mucho y la aventura de SOMOR puede retomar su camino con mejores auspicios. Agradecidos al trabajo de los pioneros, hemos solicitado y obtenido de los ancianos herederos de los dos socios Grassi y Gasperini la «bendición» para usar el nombre original: así, el 15 de julio de 2014 nace NOVA SOMOR, como un ave fénix que renace de sus cenizas para volar hacia horizontes inexplorados. El emocionante encuentro con Gildo Gasperini, celebrado en su casa próxima a la localidad italiana de Galbiate a finales de julio de 2014, supuso el sello que reanuda el hilo quebrado entre el pasado y el presente.
En efecto, las aplicaciones potenciales de los motores solares termodinámicos de baja temperatura son muchísimos. Allá donde haya calor y frío gratis, nosotros podemos producir fuerza motora o trabajo mecánico útil. El motor de la SOMOR original en su versión más grande, acoplado a una bomba hidráulica Lariom, conseguía levantar hasta 64.000 litros a la hora a 10 metros de profundidad. Tanto la bomba como el motor eran de arrabio, y los paneles helióstatos eran enormes y de mucho peso. Ahora podemos contar con materiales más ligeros y de mayor rendimiento, con helióstatos más eficientes y menos voluminosos y con gases más eficaces, que nos permiten realizar productos eficientes, fiables, ligeros y baratos.
Los promotores han agregado un amplio grupo de socios financiadores para poner en marcha la empresa sin tener que recurrir a la deuda con los bancos. Una especie de crowdfunding que permite a muchos participar e invertir en este extraordinario proyecto.
Roberto y Giordano en casa de Gildo cerca de Galbiate a finales de julio de 2014.